En palabras del gato de Cheshire creado por Lewis Carrol,
“puedes llegar a cualquier parte, siempre que andes lo suficiente”.
Es una frase un tanto simple pero con un significado un
tanto más profundo. A diferencia de ciertas frases, no te marcan el hecho de
que si te esfuerzas llegarás a cierto objetivo. Aquí el gato nos dice que no
importa lo que hagamos, llegaremos a algún lado. Cierto, quizá no sea el
resultado que queramos, pero será un resultado. Así pues, al tener infinito y
un caminos distintos, tenemos que nosotros elegir por cual ir. Aunque podemos
ir por la deriva y esperar por lo mejor, también podemos tomar al toro por los
cuernos y elegir el camino que nosotros queramos, no el que nos toque.
Para llegar a un fin, siempre debemos esforzarnos,
trabajar con anticipación, planear; pero a veces estamos tan ocupados que nos
dejamos guiar por la corriente y entre tanto planeamiento perdemos de vista
tantas cosas no planeadas que nos pueden echar a perder nuestro “gran plan”.
Por ejemplo, una de las cosas más olvidadas es la comida. En estar de un lado
al otro sin detenernos, no muchas veces nos detenemos a abrir el refrigerador y
preparar la comida. Total, decimos, siempre es más fácil pasar a un restaurante
de comida rápida y llevarnos el sándwich o la hamburguesa. Cada vez cocinamos
menos por esto mismo, consideramos que la cocina es difícil, y cuando ponemos
un programa de cocina, vemos que el chef utiliza ingredientes que son casi
imposibles que el espectador obtenga. Esto, más el hecho de que no suelen hacer
cosas fáciles pero sabrosas, es algo que nos detiene, que nos disuade de entrar
a la cocina a menos que sea necesario.
Es por eso que tenemos que darnos un suspiro, hacer la
comida es sorprendentemente fácil, y tan rápido, que podemos darnos el tiempo
en nuestro atareado modus vivendi.
Por eso les traigo esta receta, no será nada mágica como los hongos de Alicia en el país de las Maravillas, ni
tan difícil de tratar como Humpty Dumpty, y es tan sencilla de hacer que
solamente necesitamos de pequeños suspiros de nuestro día. El primer ponemos
nuestro pollo a marinar y hacemos nuestro empanizado (que guardaremos en un
frasco), y al día siguiente lo empanizas y lo pones en tu horno eléctrico para
que sin mucho barullo se cocine. Un total de 10 minutos, repartido en dos días.
Bastante rápido, ¿no creen?
Aquí tienen al pollo, peleando entre ellos. |
Empanizado de coco
2 tazas de hojuelas de maíz (corn flakes)
½ taza de coco deshidratado
½ taza de nueces
1 cucharadita sal
3 cucharadas de pan molido
½ cucharadita de pimienta
Marinada:
2 tazas de yogurt
2 cucharadas de salsa valentina o al gusto
2 cucharaditas de ajo picado
1 cucharadita de cebolla en polvo
1 cucharadita de sal
6 piezas de pollo o 1 kilo de camarones
En una bolsa hermética ponga el yogurt, la salsa
valentina, el ajo picado, la cebolla en polvo, la sal y los camarones y dejamos
marinar por mínimo 2 horas (hasta 24 horas)
En la licuadora o el procesador ponga las nueces, el
coco, las hojuelas de coco, el pan molido, sal y pimienta.
Vierta en una charola y empanice el pollo o los camarones
marinados (sin secar) Acomode en una
charola engrasada ligeramente y hornee a 180°C por 30 minutos, voltee las
piezas si son muy grandes y deje en el
horno por 15 minutos más, si es el pollo, si son los camarones, solo se deberán
hornear 30 minutos en total. Sirva
caliente.
El guacamole lo puede agregar a su antojo. Rico rico. |
(Editado por: Mario Vázquez)
Excelente receta y bien acompañada literalmente
ResponderBorrarGracias
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