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lunes, 20 de febrero de 2023

El guiso compartido por toda latinoamérica: tamales


Una comida muy popular, que le gusta a todo el mundo y tiene un sin fin de variedades es, sin lugar a dudas, el tamal. La palabra nos crea una imagen mental de una delicia envuelta en hoja de plátano o de maíz (según sea nuestro gusto), a la que le sale vapor, ya que calientes saben riquísimos.  Sin distinción le decimos tamal a unos y a otros, sean de pollo, carne, rajas, con aceitunas, de ostiones, de maíz dulce... pero los puristas o “conocedores” nos corrigen, ya que hay ciertos tamales que tienen apariencias y nombres diferentes como por ejemplo, el zacahuil de la Huasteca, un tamal gigantede casi un metro, de cerdo, pollo y salsa, envuelto en hojas de plátano. En Tabasco tenemos los chanchamitos, tamalitos de hoja de maíz en forma de bola y las deliciosas maneas que son de hoja de plátano. En Michoacán están los uchepos y las corundas. En Yucatán está el mucbipollo que es un pastel de tamal. Y eso sin incluir otros tantos nombres como son los nacatamales, canarios, xocotamales, vaporcitos, xocos, etc.

Pero si bien tenemos la idea de que los tamales son comida exclusivamente mexicana (al fin y al cabo hay al menos un tamal diferente en cada estado), en el resto de Latino América comen guisos que son similares a los tamales. Si bien no podemos decir que son el mismo guiso (al fin y al cabo, muchas civilizaciones los inventaron por su propia cuenta), es cierto que se dividen en dos principales categoráas: dulces o salados, y hoja de plátano o de hoja de maíz. Así pues, en Panamá tienen a los bollos, mientras que en Venezuela disfrutan la hallaca (o hayaca), en la República Dominicana comen pasteles en hoja, así como en Chile, humitas. Tal nombre también es compartido en Bolivia y Perú, más solamente cuando es dulce, ya que los salados, al igual que en México comparten el nombre de tamal.  Cosa extraña en Ecuador, donde los tamales pueden ser dulces o salados, siempre y cuando lleven hoja de plátano, mientras que los humitas están envueltos en hojas de maíz. Si llevan carne, en Nicaragua se conocen como nacatamal. En Puerto Rico, disfrutan de un tamal dulce, hecho de , el cual llaman guanime.  

La palabra tamal proviene del náhuatl tamalli que significa envuelto. Estos envueltos los podemos hacer de diferentes sabores de acuerdo con nuestra imaginación y antojo. El día de hoy, decidimos hacerlos de verdolagas, un favorito del centro de la república.

 

Tamales de verdolagas

 

  • 500 gr verdolagas
  • 500 gr carne de cerdo
  • 300 gr tomate verde
  • 1 – 2 chiles serranos
  • ½ cebolla
  • 2 dientes de ajo
  • 300 gr manteca de cerdo
  • 500 gr harina para tamales
  • 2 cucharaditas de polvo para hornear
  • Sal o consomé de pollo al gusto
  • 25 – 30 hojas de maíz para tamales

 

  1. Remoje las hojas de maíz en agua tibia para que se puedan doblar y hacer los tamales.
  2. Cueza la carne de cerdo con ¼ de cebolla, 1 diente de ajo y sal al gusto.  Cuando esté cocida deshebre la carne y reserve el caldo y la carne.  
  3. Limpie y lave las verdolagas, ponga a cocer en agua con un poco de sal, cuando estén cocidas pique de tamaño bocado para que no sobresalgan de los tamales. 
  4. Licue los tomates verdes, chile serrano, ajo y el resto de la cebolla, ponga 1 cucharada de manteca en una olla y vierta la salsa verde.  
  5. Cuando hierva agregue las verdolagas escurridas y picadas, así como la carne que reservó.  
  6. Licue en ½ taza de caldo dos cucharadas de la masa preparada y agregue a las verdolagas guisadas, para que espese y no se salga del tamal.  Deje enfriar.
  7. Bata la manteca con sal o consomé, agregue el polvo de hornear y vaya agregando la harina para tamales alternando con caldo, hasta que quede una masa espesa y que se pueda esparcir en la hoja del tamal.
  8. Ponga una o dos cucharadas de la masa en la hoja de maíz y extienda, luego una o dos cucharadas de relleno, y envuelva el tamal, acomódelos paraditos en una vaporera y así hasta terminar con la masa.  Vierta 2 – 3 tazas de agua en la vaporera y ponga a hervir alrededor de 1 ½ horas. 

 

jueves, 2 de febrero de 2023

Tamales de frijol

A los que partieron rosca en día 6 de enero y tuvieron la suerte de que les tocara el muñequito del niño Dios, les toca ofrecer los tamales y atole para el día de la Candelaria que es el 2 de febrero.

Muchos esconden el muñequito porque no quieren hacer o comprar tamales para ese día. Quizá sea porque no los saben hacer o porque no quieren gastar mucho tiempo o dinero para mantener esta tradición. Eso está mal, hay que dar y así poder recibir.

Cuando mis hijos eran pequeños les decía que era una suerte que les tocara el niño Dios y que, para la fiesta de la Candelaria, yo haría los tamales.

Se piensa que es un poco difícil hacer tamales, pero no es cierto, realmente es más rápido de lo que uno se imagina. Para esta fecha se me antojó hacer tamales que no fueran ni verdes ni rojos, ni tampoco de mole o dulce; los hice de frijol.  Estos tamales se utilizan para acompañar el mole en Milpa Alta en Ciudad de México, pero al no tener mole, los preparé para comer con queso y crema.

Fueron muy rápidos de hacer y también muy rápidos para comer pues volaron y les gustó mucho a mis hijos y nietos.  Se los recomiendo.


Tamales de frijol

 

  • ½ k de frijoles negros cocidos
  • 1 – 3 tazas caldo de frijol
  • 300 gr manteca de cerdo
  • ½ k harina para tamales
  • 1 ½ cucharadita polvo para hornear
  • Sal o consomé de pollo al gusto
  • 1 paquete de hojas de maíz

 

  1. Remoje las hojas de maíz en agua tibia para que se ablanden. 
  2. Muela los frijoles con 2 tazas de caldo. 
  3. Coloque la manteca en el tazón de la batidora y bata, agregue el polvo para hornear y la sal o el consomé si lo utiliza.  
  4. Agregue el harina para tamales a cucharadas alternando con el puré de frijoles. Si la masa está muy espesa utilice el resto del caldo de frijol. Deberá quedar una masa pastosa, que se maneje con una cuchara.
  5. Escurra las hojas de tamal y coloque una cucharada o dos de la mezcla en ella, envuelva el tamal y coloque parado en la vaporera. Proceda hasta terminar con la masa de frijol. 
  6. Coloque agua en la vaporera y deje cocer 1 ½ horas.

 

 


martes, 21 de febrero de 2017

Tamal de Cajeta, una comida con mucha historia.





Vemos que los tamales tienen historia pues son descritos en México por Fray Bernardino de Sahagún en su Historia general de las cosas de Nueva España a principios del siglo XVI.
Comían también tamales de muchas maneras; unos de ellos son blancos y a manera de pella, hechos no del todo redondos ni bien cuadrados… otros tamales comían que son colorados…

Fray Bernardino de Sahagún y otros autores hacen referencia al tamal no solo como comida de la gente común, sino de los nobles, de los sacerdotes y en ceremonias especiales de ayuno.

La evidencia arqueológica muestra al tamal como parte de la vida cotidiana de algunas culturas de México en la época prehispánica, además de usarse en rituales religiosos, en ofrendas y tumbas.  En el caso de los mayas, no hay esculturas y pinturas de los períodos mayas clásico y postclásico temprano.

Sí, realmente tienen los tamales una historia muy larga, pero al prepararlos vemos que es muy corto el tiempo, empecemos con estos tamales de cajeta.

Tamal de Cajeta

6 tazas de agua
4 – 5 piezas de anís estrella
4 ½ tazas de harina para tamales
400 gr de manteca
1 taza de azúcar
1 taza de nuez picada
1 cucharada de polvo para hornear
1 taza de cajeta
Hojas para tamal

Remoje las hojas para tamal en agua tibia.  Ponga a hervir el agua con las piezas de anís estrella para hacer un té y deje que se enfríe.
Cuando el té de anís esté frío haga una masa con la harina para tamales. Bata la manteca en la batidora y agregue el azúcar y deje que se disuelva bien.  Agregue la masa y el polvo para hornear.  Añada la cajeta y la nuez.

Ponga una cucharada del batido en las hojas para tamal, envuelva y ponga en una vaporera o tamalera.  Ponga a hervir por una hora y sirva tibios. Adorne con un poco de cajeta.

domingo, 1 de febrero de 2015

Tamales para el día de la Candelaria, estos son de frijol.


Con salsa de jitomate (tomate) queso y crema, delicioso


En México tenemos la costumbre de que, a quien le salió el niño Dios (muñequito) que estaba oculto en la rosca de reyes el día 6 de enero, tiene que hacer una fiesta con atole y tamales, ambos derivados del maíz.

Esta tradición tiene raíces prehispánicas. En muchos pueblos, los habitantes llevan a la iglesia mazorcas para que fueran bendecidas a fin de sembrar sus granos en el ciclo agrícola que iniciaba, pues el 2 de febrero coincide con el undécimo día del primer mes del antiguo calendario azteca, cuando se celebraba a algunos dioses tlaloques, según fray Bernardino de Sahagún.  En el centro de México se acostumbra vestir al “niño Dios” del nacimiento navideño y llevarlo a oír misa, después de lo cual es colocado en un nicho donde permanecerá el resto del año.

Para cumplir con su tarea, el padrino o madrina debe levantar al Niño del pesebre del nacimiento, donde se colocó el 24 de diciembre luego de arrullarlo, en la casa que ofreció la merienda del día seis de enero, ya levantado tiene que vestir al Niño Dios.  El antecedente remoto de vestir al niño Dios data del siglo VI, cuando se comenzó a celebrar la Fiesta de la Purificación de la Virgen María y se presentaba al Niño Jesús en el tempo de Jerusalén, misma que se extendió lugo a los países del Medio Oriente.  Años después llegó a Roma donde pasó a formar parte de la letanía. Finalmente En el Siglo IX, se le agregó la ceremonia de bendición de las candelas, palabra de donde se deriva la fiesta del Día de la Candelaria.

Uno de los ingredientes de estos tamalitos, el chicharrón carnudo

La celebración del Día de la Candelaria es resultado del sincretismo de dos culturas y religiones, la católica que nos habla cuando la Virgen María llevó al niño Jesús al templo y la prehispánica en que se que llevaban tamales al rendir culto a los dioses, quienes derramaban su lluvia sobre la tierra asegurando así buenas cosechas.

Otro ingrediente, el chile güero o chile de agua

El fraile español Bernardino de Sahagún, en sus escritos, se refiere a la gran variedad de tamales que se podían encontrar en los mercados de aquel entonces y que incluso estaban presentes en los banquetes de Moctezuma.  Con la llegada de los españoles se le agregaron ingredientes traídos de Europa, por lo que vemos que es una mezcla entre lo prehispánico y lo español.

Encontramos que en cada estado de la República Mexicana hay diferentes tipos de tamales, a lo mejor con el mismo nombre pero con diferentes ingredientes y preparación, como estos tamalitos de frijol negre del estado de Tabasco.  Están estupendos.

Tamalitos de frijol negro

1 kilo de masa de maíz
1 kilo chicharrón molido o desmenuzado
½ kilo de frijol negro cocido
1 ½ tazas de caldo de frijol
½ kilo de manteca
Hojas de plátano las necesarias para 40 tamales aproximadamente
8 chiles güeros en trozos
½ cebolla en trozos
3 dientes de ajo picados

En un sartén con una cucharada de manteca fría los chiles güeros, cebolla y ajo.  Cuando esté transparente muela con un poco del caldo de frijol, regrese al sartén y agregue los granos de frijol para que se guisen y vaya agregando el caldo de frijol. En un tazón disuelva la masa en un poco de agua hasta que quede un atole espeso, cuele en una olla y ponga al fuego.  Agregue la manteca y mueva para que no se pegue en la olla.  Deje que la masa espese y que se vea como si se hubiese cortado.  Agregue los frijoles guisados y el chicharrón.  Retire del fuego y revuelva hasta que quede todo bien integrado.
Corte las hojas de plátano 20 x 20 aproximadamente y áselas o ponga a hervir para que se puedan doblar y no se rompan.  Yo prefiero hervirlas.  En cada cuadrito ponga una cucharada de la masa y cierre.  Ponga a cocer al vapor en una tamalera por 1 ½ hora.  Deje reposar por una o dos horas y sirva.

40 tamales pequeños.