El mango es de origen asiático de India y Birmania y
comprende numerosas variedades, la mayoría de ellas obtenidas por injerto. El
mango que crece de manera natural en la zona intertropical americana fue traído
a mediados del siglo XIX en el Brasil
por los portugueses.
Algunas curiosidades que se destacan sobre los mangos es
que en la película “The Mission” (Roland Joffé, 1986) que se ubica a mediados
del siglo XVIII aparecen varios árboles de mango siendo que llegaron a Brasil a
mediados del siglo XIX.
Otra similar es en la película “Apocalypto” (Mel Gibson,
2006) cuando los guerreros mayas llegan con los prisioneros a la ciudad, en la
escena donde se está realizando la venta de las mujeres, se puede ver a uno de
sus habitantes comiendo un mango, incluso se ve un puesto de venta de este
fruto. Esto es un anacronismo pues el
mango es originario de la India y lo trajeron los portugueses a América en el
S. XIX.
Al final de la novela “El general en su laberinto” (1989) en los agradecimientos, señala que el
historiador Vinicio Romero Martínez le advirtió sobre el error que sería
escribir que Simón Bolívar comía mangos como “deleite infantil”, cuando el
mango todavía no había llegado a América.
El mango es una muy buena fuente de antioxidantes capaz
de neutralizar los radicales libres y dotar al organismo de poder defenderse en
contra la degradación de las células, pues contienen una riqueza increíble en
ácidos, vitamina C y tiene un alto contenido en vitamina A y flavonoides.
Existe un refrán en Cuba, Panamá, República Dominicana y
Venezuela que dice “Agarrar los mangos bajitos” que habla de una expresión
popular que aconseja aprovechar la
ocasión más sencilla y fácil en vez de las difíciles y arriesgadas, en El
Salvador existe la expresión “es como bajar mangos donde no regañan”, cuando se
refiere a una situación que se pudo superar sin mayor dificultad, en la Ciudad
de México cuando una persona tiene cualidades físicas admirables se dice “está
hecha un mango” o “es un mangazo”.
Después de saber algunas cosillas más sobre el mango, por
qué no disfrutamos de este riquísimo postre de mango.
Pastel tropical de mango
6 huevos
90 gr de azúcar
90 gr de harina
2 cucharadas de ralladura de naranja
Relleno:
200 gr de queso mascarpone
200 gr de queso crema
200 gr de crema dulce
50 gr de azúcar
2 cucharadas de ralladura de naranja
50 ml de Grand Marnier (opcional)
Armado:
Jugo de 2 naranja
50 ml de Grand Marnier (opcional)
4 mangos pelados y rebanados
Pan: precalentar el horno a 180°C y engrasar y forrar con
papel encerado y volver a engrasar una charola para niño envuelto.
Batir los huevos con el azúcar hasta que dupliquen su
tamaño. Agregue la harina y la ralladura de naranja con un batidor de globo en forma
envolvente. Vierta en la charola
preparada y hornee por 10 – 12 minutos. Cuando enfríe retire el papel encerado y corte
círculos del tamaño del molde que va a usar para armarlo.
Relleno: en la batidora ponga el queso mascarpone, el
queso crema suavizado, la crema dulce, el azúcar, la ralladura de naranja y el
Grand Marnier si lo usa. Bata hasta que
todo se integre y se formen picos duros
Armado: revuelva el jugo de naranja con el Grand Marnier
si lo usa. En un molde desarmable, en un aro o en un molde normal forrado de
película plástica que sobresalga de los extremos, ponga un círculo de pan y con
una brocha moje con el jugo de naranja.
Ponga la mitad del relleno, coloque una capa de mangos rebanados. Coloque la segunda capa de pan, moje con el
resto del jugo de naranja, cubra con el resto del relleno y decore con los
mangos. Cubra con la película plástica
que sobresale de los extremos del molde y refrigere por lo menos 4 horas.
Retire del molde que utilizó, corte la parte inferior de la película plástica y acomode sobre el platón en el que va a servir. Retire completamente la película plástica, decore si gusta con frutos rojos y sirva.
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