jueves, 4 de diciembre de 2014

¿Se habría podido hacer este pastel de fresa en los hornos de la Antigüedad?

Un horno es una cámara de aislamiento térmico utilizado para la calefacción, cocción o secado de una sustancia o un producto.  Se utiliza más comúnmente para cocinar aunque también existen hornos para la fabricación de cerámica y también el que se utiliza para la forja, además de otros usos.

Los primeros hornos se encuentran en Europa Central y datan de 29,000 a. C., que fue utilizado como pozos para asar y hervir ubicados dentro de las estructuras yurta (casa de los mongoles).  Fueron utilizados para cocinar mamut.  En Ucrania desde 20,000 a. C usaban pozos con brasas cubiertas de cenizas.  La comida estaba envuelta en hojas y situado en la parte superior, luego se cubría con tierra.

En los sitios arqueológicos que se encuentran en Mezhirich (Ucrania) cada casa de mamut (se llama así pues se hacía con la piel y los huesos del mamut) tenía un horno para calefacción y para cocinar.  Un dato extra es que con los huesos de mamut y su piel hacían instrumentos musicales.  Ahí en Mezhirich se encontró la más grande colección de instrumentos musicales del paleolítico superior.

Los hornos se han utilizado desde tiempos prehistóricos por las culturas que vivieron en el valle del Indo y pre-dinástica de Egipto (cuando era el Alto Egipto y el Bajo Egipto).  En 3,200 a. C las casas tenían en su interior un horno de adobe, esto es obvio pues se utilizaba para la cocción de los alimentos aprovechando también el calor para protegerse del frío.  También fueron encontrados algunos hoyos forrados con ladrillos horneados, lo que hace suponer que también utilizaron hornos de mampostería. 

Los antiguos griegos eran unos expertos y para ellos era un arte el hornear pan.  Tanto fue su desarrollo que el horno para este oficio ya no estaba dentro de la casa familiar sino en lugares en donde se podía vender al público el producto de su trabajo.

Pastel de fresa
85 gr de mantequilla
¾ taza de azúcar
2 huevos
1 ½ tazas de harina
1 ½ cucharadita polvo para hornear
1 cucharadita de sal
½ taza de leche
1 cucharadita de vainilla
500 gr de fresas partidas a la mitad
2 – 3 cucharadas de azúcar extra
Azúcar glas para decorar

Precaliente el horno a 180°.  Engrase y forre el fondo y los lados de un molde para pastel.
Bata la mantequilla con el azúcar, añada los huevos de uno en uno.  Agregue la harina cernida con el polvo para hornear alternando con la leche. Añada la vainilla.  Vierta en el molde preparado y acomode las fresas encima y esparza 2 – 3 cucharadas de la azúcar extras por encima y hornee a 180° por 10 minutos.  Reduzca el calor del horno a 160° por aproximadamente 1 hora o hasta que al insertar un palillo este salga limpio. Retire del horno. Sirva frío espolvoreado con azúcar glas.











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