domingo, 1 de febrero de 2015

Tamales para el día de la Candelaria, estos son de frijol.


Con salsa de jitomate (tomate) queso y crema, delicioso


En México tenemos la costumbre de que, a quien le salió el niño Dios (muñequito) que estaba oculto en la rosca de reyes el día 6 de enero, tiene que hacer una fiesta con atole y tamales, ambos derivados del maíz.

Esta tradición tiene raíces prehispánicas. En muchos pueblos, los habitantes llevan a la iglesia mazorcas para que fueran bendecidas a fin de sembrar sus granos en el ciclo agrícola que iniciaba, pues el 2 de febrero coincide con el undécimo día del primer mes del antiguo calendario azteca, cuando se celebraba a algunos dioses tlaloques, según fray Bernardino de Sahagún.  En el centro de México se acostumbra vestir al “niño Dios” del nacimiento navideño y llevarlo a oír misa, después de lo cual es colocado en un nicho donde permanecerá el resto del año.

Para cumplir con su tarea, el padrino o madrina debe levantar al Niño del pesebre del nacimiento, donde se colocó el 24 de diciembre luego de arrullarlo, en la casa que ofreció la merienda del día seis de enero, ya levantado tiene que vestir al Niño Dios.  El antecedente remoto de vestir al niño Dios data del siglo VI, cuando se comenzó a celebrar la Fiesta de la Purificación de la Virgen María y se presentaba al Niño Jesús en el tempo de Jerusalén, misma que se extendió lugo a los países del Medio Oriente.  Años después llegó a Roma donde pasó a formar parte de la letanía. Finalmente En el Siglo IX, se le agregó la ceremonia de bendición de las candelas, palabra de donde se deriva la fiesta del Día de la Candelaria.

Uno de los ingredientes de estos tamalitos, el chicharrón carnudo

La celebración del Día de la Candelaria es resultado del sincretismo de dos culturas y religiones, la católica que nos habla cuando la Virgen María llevó al niño Jesús al templo y la prehispánica en que se que llevaban tamales al rendir culto a los dioses, quienes derramaban su lluvia sobre la tierra asegurando así buenas cosechas.

Otro ingrediente, el chile güero o chile de agua

El fraile español Bernardino de Sahagún, en sus escritos, se refiere a la gran variedad de tamales que se podían encontrar en los mercados de aquel entonces y que incluso estaban presentes en los banquetes de Moctezuma.  Con la llegada de los españoles se le agregaron ingredientes traídos de Europa, por lo que vemos que es una mezcla entre lo prehispánico y lo español.

Encontramos que en cada estado de la República Mexicana hay diferentes tipos de tamales, a lo mejor con el mismo nombre pero con diferentes ingredientes y preparación, como estos tamalitos de frijol negre del estado de Tabasco.  Están estupendos.

Tamalitos de frijol negro

1 kilo de masa de maíz
1 kilo chicharrón molido o desmenuzado
½ kilo de frijol negro cocido
1 ½ tazas de caldo de frijol
½ kilo de manteca
Hojas de plátano las necesarias para 40 tamales aproximadamente
8 chiles güeros en trozos
½ cebolla en trozos
3 dientes de ajo picados

En un sartén con una cucharada de manteca fría los chiles güeros, cebolla y ajo.  Cuando esté transparente muela con un poco del caldo de frijol, regrese al sartén y agregue los granos de frijol para que se guisen y vaya agregando el caldo de frijol. En un tazón disuelva la masa en un poco de agua hasta que quede un atole espeso, cuele en una olla y ponga al fuego.  Agregue la manteca y mueva para que no se pegue en la olla.  Deje que la masa espese y que se vea como si se hubiese cortado.  Agregue los frijoles guisados y el chicharrón.  Retire del fuego y revuelva hasta que quede todo bien integrado.
Corte las hojas de plátano 20 x 20 aproximadamente y áselas o ponga a hervir para que se puedan doblar y no se rompan.  Yo prefiero hervirlas.  En cada cuadrito ponga una cucharada de la masa y cierre.  Ponga a cocer al vapor en una tamalera por 1 ½ hora.  Deje reposar por una o dos horas y sirva.

40 tamales pequeños.











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