Se le llama mil hojas pues después de su cocción, si está
bien elaborado, la masa se separa en finas y crujientes hojas. Esto es porque la grasa se queda atrapada
entre las capas de harina y cuando las horneamos se derrite y forma esas bellas
separaciones y ese crujiente extraordinario.
Sobre el origen del hojaldre se dice que por el año de
1613 fue el confitero y pintor Claude Gelée, Le Lorrain (1600-1682) cuando
trabajaba como aprendiz de pastelero quiso preparar un pastel especial para su
padre enfermo y al olvidar poner la materia grasa a la masa para meter al
horno, se la puso en medio y empezó a estirar y a doblar y a estirar hasta que
ya no se notaba mucho, aparentemente. Al
hornear fue una grata sorpresa ver que en la pasta que había horneado se habían
formado capas. No dijo nada al dueño de
la pastelería y en secreto siguió desarrollando la técnica de esta pasta.
La pasión de Claude Gelée Le Lorrain era la pintura pero
al no poder satisfacer sus inclinaciones de pintor por su extrema pobreza fue
colocado de aprendiz de pastelero en su pueblo natal. Fue un dedicado aprendiz y después pastelero
pero siempre tenía la intención de pintar y en sus ratos libre se dedicaba a
pintar.
Y aquí es donde empieza la leyenda de la creación de la
pasta de hojaldre. Al desarrollar esta
pasta para su padre enfermo no le quiso decir nada a su patrón y cuando murió
su patrón Claude Le Lorrain se marchó a Nancy y ahí perfeccionó su pasta. Pero su nuevo patrón lo despreció a él y a su
creación. Por lo tanto con su compañero
de trabajo se fue a Florencia con el hermano de éste. Tanto fue el éxito de los hermanos Mosca que
tuvieron que abrir tres pastelerías para satisfacer la demanda. El único que sabía hacerla era Claude y los
hermanos vieron la forma de conseguirla hasta que lo lograron. Al tener la receta pagaron a unos malandrines
para que hicieran prisionero y dejaran morir a Claude. Y así los hermanos Mosca se erigieron como
los inventores de la pasta hojaldrada.
Pero después de estar prisionero y con casi nada de
alimento, empezó a inspeccionar en donde estaba prisionero y se pudo
escapar. Logró llegar a Nápoles y ahí
perdió el sentido. Al despertar se
encontraba en una mullida cama y estaba bien cuidado y alimentado. Su
benefactor era el pintor alemán originario de Colonia Gottfried Wals con quien
estuvo como discípulo de 1619 y hasta 1625 donde salió para ir a
Florencia. Ahí se encontró con la
noticia que las pastelerías de los hermanos Mosca se habían incendiado. Si alguna vez tuvo deseos de venganza en ese momento
se le olvidó y siguió dedicándose a la pintura en donde logró cosas maravillosas.
Trabajando para algunos afamados nobles entre ellos los que serían los Papas
Alejandro VII y Clemente IX.
Con referencia a la pasta de hojaldre sabemos que el gran
cocinero Carême continuó con la obra de
Claudio creando con la pasta de hojaldre el Vol-au-vent, y el gran pastelero Feuillet,
el “Mille-feuilles” o “Mil Hojas” y así sucesivamente siendo los pasteles y
pastelillos confeccioniados a base de la delicada y laboriosa pasta de
hojaldre.
200 gr de pasta de hojaldre
4 cucharadas de crema espesa
10 jitomates cherry
100 gr de queso azul
4 rebanadas delgadas de cebolla
2 cucharaditas de tomillo fresco o seco
Sal y pimienta al gusto
1 yema de huevo para barnizar
Precaliente el horno a 200°C. Extienda la pasta de hojaldre y corte cuatro
cuadros y acomode en una charola para horno.
Extienda una cucharada de crema espesa en el centro de cada cuadro.
Sobre la crema ponga el queso azul desmenuzado.
Acomode una rebanada de cebolla, ponga 2 ½ tomates en cada cuadro de
hojaldre. Sazone con sal y pimienta al
gusto. Esparza las hojas de tomillo. Barnice las orillas y ponga al horno por
15 – 20 minutos o hasta que esté dorado. Retire del horno y sirva con ensalada
y aderezo al gusto.
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