viernes, 15 de agosto de 2014

Un delicioso aprendizaje

Cuando mi esposo fue a pedir mi mano a mi abuelo para que nos casáramos, tuvo que hacer el viaje a Villahermosa y, aunque fue muy accidentado, el tiempo que estuvimos allá fue maravilloso.
Mis tías políticas trataron a mi novio como si fuera un rey, le hicieron tamales y guisos tabasqueños para desayunar y cenar, pues se quedaba en casa de mis tías.
Pero no nada más esa vez le hicieron de todo para halagarlo, sino que cada vez que íbamos a visitar a mi Papá Pepe (que así le decía a mi abuelo) le hacían de todo los tipos de tamales y guisos que se pudieran antojar. Mis tías son tan lindas y trabajadoras que eso se les hacía normal con las personas que entraban a formar parte de la familia.
Pero como íbamos una o dos veces al año nada más, me pareció buena idea aprender a hacer esos guisos para poder hacerlos a lo largo del año.
Una de esas veces le dije a mi tía que me enseñara a hacer unos tamalitos de chipilín que le quedan buenísimos.  Quedamos muy formalmente para que al día siguiente a las 8 o 9 de la mañana fuera a su casa para que los aprendiera a hacer.  Me presenté a las 8 de la mañana y me invitó a sentarme a desayunar.

“Pero tía,”  le dije, “quedamos en que íbamos a hacer los tamales.”
“No hija,” me dijo,” vamos a desayunar primero.”

Y para mi sorpresa, el desayuno eran unos ricos y deliciosos tamalitos de chipilín acabados de hacer.
Mientras desayunábamos me comentó que había ido al mercado antes de las 5 de la mañana a comprar las cosas, pues allá, con el calor el mercado empieza a las 3 o 4 de la mañana.  Y se puso a hacerlos. Pero que no me preocupara, que eran sumamente fáciles. Y me explicó paso por paso el como se hacen. Y sí es cierto, a mí se me hacen muy fáciles y rápidos.
Una cosa más, si no encuentran chipilín que es una hierba muy rica pero difícil de conseguir fuera del estado de Tabasco o Chiapas, lo pueden sustituir por espinaca, no es lo mismo, pero se pueden llegar a parecer.
Prepárenlos, son muy ricos.
 
Tamalitos de chipilín

3 kilos de masa para tortillas
1 kilo de manteca
2 kilos de maciza de puerco
1 kilo de hojas de chipilín
2 manojos o tantos de hojas de plátano
½ cebolla
Sal y pimienta gorda
2 tazas de caldillo de jitomate
1 taza de queso fresco seco

Ponga a cocer la carne de puerco con sal, pimienta gorda, cebolla y bastante agua.  Cuando esté bien cocida la carne, deshebre y cuele el caldo.  Reserve.
Corte las hojas de plátano en cuadros de 20 x 20 aproximadamente. Ponga  a cocer las hojas de plátano ya cortadas, estarán listas cuando al doblarlas no se rompan y hayan cambiado de color.
Desbarate la masa para tortillas en 1 ½ litros de caldo de carne, puede licuarla y desbaratarla con la mano. Ponga en una olla grande la masa disuelta, el kilo de manteca y lleve al fuego. Con una espátula de madera mueva constantemente para que no se pegue, agregue la carne deshebrada y el chipilín deshojado, sazone con sal y siga moviendo hasta que este casi cocida la masa.  Retire de fuego.  Ponga una cucharada de masa en cada hoja de plátano ya cortada y cocida.
Prepare una olla grande con un soporte para baño maría y coloque los tamales acostados.  No ponga más de 4 camas, pues se apachurrarán.  Ponga agua a la olla y ponga a cocer por 1 ½ horas.  Apague.  Y ya están listos.

Puede servir solos o bañados en salsa de jitomate y queso.







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