El aperitivo es una comida muy
ligera que se toma para abrir el apetito, antes de la comida principal del
mediodía o antes de la cena. En algunos
países se realiza excepcionalmente en fechas señaladas o festivas y no es común
que se haga a diario, mientras que en otros países como en España, Portugal y
Francia es una costumbre extendida a cualquier día de la semana.
El aperitivo puede ser de
diferentes pinchos o tapas (España) y otros alimentos que sirven para “picotear”
como son aceitunas, cacahuates, papas fritas, queso, embutidos, frutos secos,
canapés todo esto acompañado de refrescos, vino, cerveza o jaibol.
En el siglo XVII no existía
esta palabra en castellano como se usa ahora, en ese entonces un aperitivo era “una
cosa que abre y limpia las vías” que era un término empleado por médicos y
farmacéuticos.
Es muy posible que la palabra “apetito”
(del latín aperitivus – abrir el apetito) influyera en esta nueva y moderna
denominación; en la mayoría de los idiomas europeos se entiende por aperitivo a
la bebida que se toma antes de la comida, generalmente de ligera graduación
alcohólica. El uso castellano es tan
confuso que no se llega a distinguir si el aperitivo es el alimento servido, o
el espacio de tiempo antes de la comida.
Pero eso no importa, nuestro
aperitivo para hoy son estas deliciosas manzanas con queso roquefort, pruébenlas,
son muy fáciles y ricas.
Manzanas y queso roquefort
2 manzanas jugosas
½ taza de azúcar glas
½ taza de harina
Aceite para freir
100 gr de queso roquefort
Almendras fileteadas y tostadas
Rebane las manzanas con una
mandolina o con el cuchillo y en rebanadas muy delgadas. En un plato revuelva el azúcar glas con la
harina. Pase las rebanadas de manzanas
por esta mezcla y fría en aceite caliente.
Escurra. Acomode las rebanadas de
manzanas ya fritas y desgrasadas en un charola para servir y ponga el queso
roquefort desmoronado encima, esparza las almendras fileteadas y sirva.
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