Cuando mi esposo fue a pedir mi
mano a mi abuelo para que nos casáramos, tuvo que hacer el viaje a Villahermosa
y, aunque fue muy accidentado, el tiempo que estuvimos allá fue maravilloso.
Mis tías políticas trataron a
mi novio como si fuera un rey, le hicieron tamales y guisos tabasqueños para
desayunar y cenar, pues se quedaba en casa de mis tías.
Pero no nada más esa vez le
hicieron de todo para halagarlo, sino que cada vez que íbamos a visitar a mi
Papá Pepe (que así le decía a mi abuelo) le hacían de todo los tipos de tamales
y guisos que se pudieran antojar. Mis tías son tan lindas y trabajadoras que
eso se les hacía normal con las personas que entraban a formar parte de la
familia.
Pero como íbamos una o dos
veces al año nada más, me pareció buena idea aprender a hacer esos guisos para
poder hacerlos a lo largo del año.
Una de esas veces le dije a mi
tía que me enseñara a hacer unos tamalitos de chipilín que le quedan buenísimos. Quedamos muy formalmente para que al día
siguiente a las 8 o 9 de la mañana fuera a su casa para que los aprendiera a
hacer. Me presenté a las 8 de la mañana
y me invitó a sentarme a desayunar.
“Pero tía,” le dije, “quedamos en que íbamos a hacer los
tamales.”
“No hija,” me dijo,” vamos a
desayunar primero.”
Y para mi sorpresa, el desayuno
eran unos ricos y deliciosos tamalitos de chipilín acabados de hacer.
Mientras desayunábamos me comentó
que había ido al mercado antes de las 5 de la mañana a comprar las cosas, pues
allá, con el calor el mercado empieza a las 3 o 4 de la mañana. Y se puso a hacerlos. Pero que no me
preocupara, que eran sumamente fáciles. Y me explicó paso por paso el como se hacen. Y
sí es cierto, a mí se me hacen muy fáciles y rápidos.
Una cosa más, si no encuentran
chipilín que es una hierba muy rica pero difícil de conseguir fuera del estado
de Tabasco o Chiapas, lo pueden sustituir por espinaca, no es lo mismo, pero se
pueden llegar a parecer.
Prepárenlos, son muy ricos.
Tamalitos de chipilín
3 kilos de masa para tortillas
1 kilo de manteca
2 kilos de maciza de puerco
1 kilo de hojas de chipilín
2 manojos o tantos de hojas de
plátano
½ cebolla
Sal y pimienta gorda
2 tazas de caldillo de jitomate
1 taza de queso fresco seco
Ponga a cocer la carne de
puerco con sal, pimienta gorda, cebolla y bastante agua. Cuando esté bien cocida la carne, deshebre y
cuele el caldo. Reserve.
Corte las hojas de plátano en
cuadros de 20 x 20 aproximadamente. Ponga
a cocer las hojas de plátano ya cortadas, estarán listas cuando al
doblarlas no se rompan y hayan cambiado de color.
Desbarate la masa para
tortillas en 1 ½ litros de caldo de carne, puede licuarla y desbaratarla con la
mano. Ponga en una olla grande la masa disuelta, el kilo de manteca y lleve al
fuego. Con una espátula de madera mueva constantemente para que no se pegue,
agregue la carne deshebrada y el chipilín deshojado, sazone con sal y siga moviendo
hasta que este casi cocida la masa.
Retire de fuego. Ponga una
cucharada de masa en cada hoja de plátano ya cortada y cocida.
Prepare una olla grande con un
soporte para baño maría y coloque los tamales acostados. No ponga más de 4 camas, pues se apachurrarán. Ponga agua a la olla y ponga a cocer por 1 ½ horas. Apague.
Y ya están listos.
Puede servir solos o bañados en
salsa de jitomate y queso.