Los rastros más antiguos que atestiguan la
existencia de panificación y de cervecería aparecen en Mesopotamia, pero sería
ocioso buscar una filiación con procedimientos idénticos descubiertos en el
resto de Europa. Dadas las
circunstancias climáticas que se estaban dando tras la recesión de la última glaciación
conocida en la parte de la cuenca Mediterránea así como en la desembocadura del
Éufrates, el Delta del Nilo, etc., tendemos a creer que la cerveza se descubrió
o inventó en muchos lugares del Mediterráneo y de Europa de forma bastante
simultánea.
En esa época, era preciso concebir la cerveza como
un alimento que ofrecía dos ventajas básicas. En primer lugar, permitía un uso
más comedido de un ingrediente no muy fácil de cultivar al principio. En efecto, era más fácil hacer mucha cerveza
con un poco de grano que mucho pan con la misma cantidad de grano. De hecho, muchas cervezas se hicieron
remojando panes fermentados, cocidos en agua y dejando fermentar la
mezcla. La cerveza se chupaba con cañas
para evitar encontrase con grumos de pan. En segundo lugar, la fermentación
producía alcohol y desinfectaba el agua ofreciendo así una bebida limpia de
contaminación bacteriana. No en vano, en
sitios como la República Checa o Baviera, se llama a la cerveza hasta hoy “pan
líquido”
Pan de ajo y cerveza
2 tazas de harina
1 taza de harina integral
4 dientes de ajo picado
fino
3 cucharadas de azúcar
1 cucharada de polvo para
hornear
1 cucharadita de sal
1 cucharadita de orégano
seco
1 ¼ tazas de cerveza
2 cucharadas de aceite de
oliva
Precaliente el horno a
175°C y engrase un molde para panque. En
un tazón mezcle las harinas, la sal, el azúcar, el polvo para hornear, el
orégano y el ajo. Añada la cerveza y
mezcle todos los ingredientes hasta que estén bien integrados. Vierta en el molde preparado y deje cocinar
en el horno por 40 -45 minutos o hasta que al insertar un palillo esté salga
limpio. Deje enfriar en el molde y sirva
en rebanadas.
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