Existen comidas que podría decirse que son intocables, de alta alcurnia, de un momento crítico en la historia del mundo, o aquellas hechas para rendirle tributo a alguien o a algo. Sin importar la razón, es raro saber que día es el nacimiento de una receta... al menos, normalmente. De la que hablaremos el día de hoy, sí la tiene.
Antes de empezar nuestra historia platiquemos un poco del actor principal de ella; nadie más ni nadie menos que Napoleón, el gran conquistador francés.
Se dice que Napoleón era un hombre tosco y vulgar con la comida. No importaba la hora del día o de la noche para que le sirvieran de comer, sus cocineros tenían que estar preparados para todo. Le tenían que servir inmediatamente y comía en, tan solo, diez minutos. Ignoraba los cubiertos, le gustaba comer con las manos y manoseaba todos los platos que le servían. Como se pueden imaginar, tenía que cambiarse de ropa después de cada comida.
Su platillo favorito eran las lentejas, aunque también le gustaban los guisos de carne, los asados, el Ragú de cordero; bebía el vino de Borgoña con agua y también le encantaban los quesos.
Dice la historia que el 14 de junio de 1800, Napoleón se disponía a terminar una de las batallas más importantes de su vida. Luchaba contra el Sacro Imperio, en Alessandría una pequeña ciudad en el Piamonte italiano, al lado de la aldea de Marengo, extensa zona agrícola llena de granjas.
Un tiro de un cañón austriaco causo fuertes daños no al ejército napoléonico, sino a las cocinas del ejercito francés. Ganada la batalla, el cocinero de Napoleón, Monsieur Durand, tenía un gran problema entre manos: no podría retrasar ni servir de comer cualquier cosa al general. Mandó algunos soldados a buscar víveres por las granjas de los alrededores y estos trajeron todo lo que encontraron: gallinas, champiñones, cangrejos, ajos, panes, cebollas, vino, huevos, aceite y tomates. Con estos ingredientes, y como pudo, elaboró un platillo que fue del completo agrado de Napoleón y al que se le puso “pollo a la Marengo”.
Esta fecha, el 14 de junio, para mi es muy importante pues es el cumpleaños de mi hijo menor, y como siempre les hago la comida que quieren en su semana de cumpleaños, quiere que le haga este platillo, pues también es su cumpleaños , además que es un gran fanático de la historia y de la cultura francesa.
Pues, manos a la obra…
1 pollo entero en piezas
3 cucharadas de aceite
Sal y pimienta
1 cebolla en rebanadas
2 dientes de ajo
1 taza de vino blanco
2 cucharadas de harina
1 taza de caldo de pollo
3 zanahorias
½ taza de agua
¼ taza de vino blanco
250 gr de camarones
2 jaibas limpias
500 gr de champiñones
2 cucharadas de aceite
8 rebanadas de pan
8 huevos
4 jitomates en cuartos
Jugo de limón
Perejil
Sazone el pollo con sal y pimienta y ponga en una sartén
con el aceite. Fría el pollo hasta que
esté dorado. Retire el pollo del sartén
y reserve. En la grasa del sartén fría la cebolla y el ajo cuando estén doradas
ponga en la licuadora y licue con el vino y la harina. Vierta lo molido en el sartén y deje que
hierva, sazone. Reacomode el pollo en el
sartén con el vinol y permita que se cueza. Agregue el caldo de pollo. Y deje
cocer por 30 – 35 minutos.
Corte en bastones la zanahoria y ponga en una ollita con ½
taza de agua y ¼ taza de vino blanco, las jaibas y los camarones y deje que se
cocine por 10 minutos aproximadamente, y reserve.
Para los champiñones en cuatro y fría en las 2 cucharadas
de aceite, sazone y reserve.
En el mismo sartén ponga los jitomates a que se doren,
reserve.
Tueste el pan en el sartén y fría un huevo y acomode cada
huevo en cada rebanada de pan.
Para armar el plato ponga en un costado del plato una
mitad de jaiba y unos camarones, en el otro costado del plato dos rebanadas de
pan con el huevo frito encima. En otro costado del plato ponga champiñones y
jitomates y en el centro una porción de pollo con su salsa. Rocíe con jugo de
limón y perejil picado. Sirva caliente.
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