El nombre de este platillo se oye muy simpático pues suena como si fuese un bebé el que está hablando o el sonsonete de una canción
o chiste. En realidad, en un platillo
de origen africano que se arraigó en México, en la región central y sur del Golfo
de México.
Como todos sabemos, la comida de un lugar tiene
influencia de todos lados. Cuando
llegaron los españoles nos trajeron sus guisos y sabores que, a su vez, venían
enriquecidos de la cocina mora, de la cocina francesa, inglesa, italiana, alemana,
etc. Las cuales, a su vez, había sido enriquecida con cocina asiática o africana.
Por ejemplo, un plato típico de Italia, el
espagueti con salsa Marinara. Los tallarines, en los cuales el espagueti está basado, tienen su origen muy lejano, en Oriente, desde donde los trajo Marco Polo; el jitomate es oriundo de América; el
ajo, de Asia occidental, la cebolla, de Asia Central, mientras que el
perejil es de origen Mediterráneo.
Como ven, un plato tiene muchos componentes de otras partes del mundo.
Cualquier platillo que tiene ingredientes
internacionales, se han visto influenciados tanto por gastronomías externas como de la interna.
La aportación de la cocina africana a la nuestra llegó en la época de la Conquista, durante el Virreinato, con la traída de
esclavos africanos que entraron a Veracruz.
Esta aportación es poco conocida en todo el país,
pero en la región de Veracruz y el sur de México, Tabasco y Chiapas,
está integrada en los platillos que se elaboran del diario.
Aunque tristemente vemos que se van olvidando las
recetas tradicionales, como las que hacían nuestras abuelas, pues con la
globalización se han introducido en México muchas comidas que se denominan
“rápidas” que tienen mucho arraigo en nuestro diario comer.
También el hecho de que se dedica en la actualidad
poco tiempo para elaborar los alimentos pues los hombres y mujeres trabajan
fuera de casa y por lo general en jornadas largas hace que las personas compren
comida industrializada que con solo poner en el microondas está lista.
Pero, no nos pongamos tristes, también habemos quienes
nos gusta cocinar y lo hacemos con cariño para nuestros seres queridos, y así
nuestros hijos y nietos sabrán que hay sabores deliciosos mas allá de las
pizzas y hamburguesas.
A cocinar pues.
Mogomogo o rollo de plátano macho relleno
10 plátanos machos maduros
20 gr de mantequilla
Una pizca de sal
100 gr queso añejo
1 taza de crema
1 taza de frijoles refritos
Aceite el necesario
Ponga a cocer los plátanos con todo y cáscara,
quitando solo las puntas. Cuando la
cáscara se ha reventado, es que ya están cocidos.
Deje que se enfríen los plátanos y retire la
cáscara. Con un prensapuré machaque los
plátanos y añada la mantequilla y la sal.
En una charola ponga un papel aluminio o una
película plástica y acomode el puré de plátano en forma rectangular. Cubra con los frijoles refritos y enrolle
ayudándose del aluminio o de la película plástica. Refrigere para que se ponga firme. Corte rebanadas de este “niño envuelto” y
fría en poco aceite para que se doren.
Sirva con crema y queso.
También se puede rellenar de carne, queso, pescado
o al gusto.
en el Restaurante Puerta Bisagra probé unos platillos típicos muy sabrosos
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