La historia del dátil se remonta a miles de años, siendo una de los primeros frutos cultivados por la humanidad. Originario de Medio Oriente y el norte de África, el dátil ha desempeñado un papel crucial en la dieta y la cultura de estas regiones. Los primeros registros del cultivo de dátiles datan de al menos 6,000 años, con evidencia arqueológica que muestra su presencia en la antigua Mesopotamia y en el Valle del Indo.
Civilizaciones como la egipcia y la mesopotámica consideraban a los dátiles como símbolos de prosperidad y longevidad. A lo largo de la historia, los dátiles han sido una fuente valiosa de alimento en climas áridos, gracias a la resistencia de la palma datilera a condiciones desérticas. La propagación de la cultura de los dátiles se llevó a cabo a través de rutas comerciales, desde el norte de África hasta el Mediterráneo y Asia.
Uno de los registros más antiguos del dátil, se da en la literatura. Los dátiles son menciados en la Anabasis, de Jenofante, alumno de Sócrates, así como Heródoto que lo incluía entre los materiales necesarios para el ritual de momificación egipçio. En textos sagrados, como la Biblia y el Corán, son mencionados como alimentos nutritivos y bendiciones de la
tierra. Con el tiempo, la introducción
de la palma datilera en otras partes del mundo, como España y el sur de
California, llevó a la expansión global de la producción de dátiles. Hoy en día, los dátiles son apreciados no
solo por su dulzura y valor nutricional, sino también por la rica historia que
llevan consigo, siendo testigos de civilizaciones antiguas y parte integral de
tradiciones culinarias en diversas culturas.
- 1 ½ tazas de almendras molidas
- ¼ cucharadita de bicarbonato
- ¼ cucharadita de sal
- 3 huevos
- ¼ taza aceite
- ¼ taza jarabe de inulina
- 2 cucharaditas de vainilla
- 1 taza nueces peladas y partidas
- 1 taza de dátiles deshuesados y partidos
Precaliente el horno a 170°C, forre con papel de horno dos moldes de panqué.
En un tazón mezcle los ingredientes secos como las almendras, bicarbonato, sal, nueces y dátiles. En otro tazón revuelva los ingredientes líquidos: los huevos, aceite jarabe de inulina y vainilla. Incorpore los ingredientes líquidos en los secos y revuelva bien. Vierta en los moldes preparados y hornee alrededor de 20 – 25 minutos hasta que al introducir un palillo este salga seco.
Retire del horno y deje enfriar. Sirva.
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