El mango, conocido científicamente como Mangifera Indica, tiene una historia que se remonta a miles de años en las tierras del sur y sureste de Asia, particularmente en la India y Birmania. Se cree que esta fruta fue cultivada por primera vez hace más de 4,000 años en la región del Indo-Ganges, donde se encontraron registros tempranos de su cultivo. Desde entonces, el mango se ha considerado una fruta sagrada en la mitología hindú, asociada con la fertilidad y la prosperidad. Su importancia cultural y su adaptabilidad a diversas condiciones climáticas lo llevaron a ser llevado por exploradores y comerciales a otras partes del mundo, incluyendo el sudeste asiático, África y América.
Con el tiempo, el mango se convirtió en una parte integral de la dieta y la cultura en muchas regiones tropicales y subtropicales. Su llegada a América se atribuye en gran medida a los comerciantes portugueses, quienes lo introdujeron en lugares como Brasil en siglo XVI. Desde entonces, el mango se ha aclimatado y ha florecido en diversas partes del continente americano, desde el Caribe hasta América del Sur, convirtiéndose en una fruta icónica de la región y una importante exportación en muchas economías locales.
Su viaje
a través de los siglos ha dejado un legado duradero, no solo como una fruta
deliciosa y nutritiva, sino también como un símbolo de diversidad cultural y
conexión global.
- 2 tazas de mangos frescos en cubos
- ¾ taza cebolla picada
- 1 - 2 jalapeño rojo
- ½ taza pasitas
- ½ taza vinagre de manzana
- ¾ taza miel de inulina
- 1 cucharadita jengibre molido
- 1 rama de canela
- 5 granos de pimienta negra
- ½ cucharadita sal marina
- Ponga todos los ingredientes en una olla a fuego medio y revuelva hasta que el azúcar se disuelva.
- Una vez que hierva, reduzca el fuego y cocine a fuego lento por 30 – 35 minutos, hasta que tenga consistencia de mermelada.
- Deseche la rama de canela y deje que el chutney se enfríe por completo. Guarde en un recipiente hermético y refrigere.