Presentación 1
Presentación 2
Presentación 3
En esta etapa de mi vida, en la que mis responsabilidades han disminuido porque mis hijos ya son adultos y dos de ellos ya están casados, me he encontrado con más tiempo libre. Ese tiempo lo disfruto viendo televisión, y lo que más me llama la atención —como a tantas personas últimamente— son las series coreanas llamadas “doramas”. Me gustan porque los temas son interesantes y, además, tienen la ventaja de que duran a lo mucho 20 capítulos, algunos un poco más y otros un poco menos.
Una de las cosas que más disfruto de estas series son las escenas relacionadas con la comida. A veces aparecen cocinando, otras veces simplemente comiendo, pero siempre la gastronomía tiene un lugar especial. Me hace pensar en cómo la comida une a las familias en cualquier parte del mundo. Ellos preparan muchos caldos, y cada región tiene su propia forma de hacerlo; eso me recuerda a nuestras enchiladas mexicanas, que también varían según el lugar. Algo que no deja de sorprenderme es que comen arroz a todas horas: en el desayuno, la comida y la cena.
Entre esos platillos aparece uno muy sencillo, pero con muchas variantes: el huevo frito acompañado de arroz. Lo que en Japón y Corea llaman omurice (del inglés omelette rice), es en realidad arroz frito con verduras y alguna carne como jamón, cerdo o pollo, acompañado siempre de huevo. Lo he visto en tres presentaciones distintas: la primera, con un huevo estrellado colocado sobre una montañita de arroz frito; la segunda, donde el arroz queda cubierto por una tortilla de huevo como si fuera una sábana; y la tercera, en la que el huevo envuelve el arroz en forma de sobre relleno, quedando como un paquetito.
Me animé a prepararlas en casa y descubrí que, de cualquier forma, son muy ricas. A mi familia también les gustaron mucho, y fue una experiencia divertida ver cómo un mismo platillo puede transformarse en algo distinto solo con cambiar la presentación. Creo que vale la pena intentar cosas nuevas en la cocina para no aburrirnos de comer siempre lo mismo. Y si no nos queda perfecto a la primera, no importa: siempre podemos volver a intentarlo, corregir detalles y, en el proceso, ir mejorando nuestra sazón y habilidad.
Al final, lo más bonito es que cada intento trae consigo momentos compartidos en la mesa y nuevas historias para contar. Tal vez eso es lo que más me gusta de los doramas: que, además de entretener, me inspiran a probar sabores distintos y a recordar que la comida, aquí y en Corea, es mucho más que un plato: es parte de la vida diaria y de los recuerdos en familia.

Omurice en tres presentaciones
Arroz frito:
- 2 tazas arroz blanco cocido
- 2 cebollitas cambray
rebanadas
- 1 zanahoria en cubitos
pequeños
- 1 calabacita en cubitos
pequeños
- ½ pimiento morrón en cubitos
pequeños
- 100 gr germen de soya
- 100 gr jamón en cubitos
pequeños
- Salsa de soya al gusto
- Aceite el necesario
- 1 huevo por persona
- Fría las zanahorias y el
pimiento morrón, cuando estén casi cocidos añada el germen de soya, la
cebollita de cambray y la calabacita, por último incorpore el jamón y el
arroz.
- Sazone con salsa de soya al
gusto.
Presentación 1:
- Fría un huevo en poco aceite
y coloque sobre una porción de arroz frito.
Presentación 2:
- Vierta el huevo en un tazón y
añada 2 cucharadas de leche y ½ cucharadita de mirín, revuelva y fría en un
sartén que no se pegue.
- Cuando la tortilla esté cocida vierta sobre una porción
de arroz frito para que lo cubra por completo formando un domo.
Presentación 3:
- Vierta el huevo en un tazón y
añada 2 cucharadas de leche y ½ cucharadita de mirín, revuelva y fría en una
sartén que no se pegue.
- Retire cuando la tortilla esté cocida por los dos
lados.
- Ponga en el centro una porción de
arroz y doble como si fuera un sobre.
- Decore
con un poco de salsa.