martes, 16 de diciembre de 2025

El Pastel de Chile Poblano: un abrazo cremoso con historia

¡Bienvenidos, viajeros culinarios! Hoy celebramos uno de los sabores más reconfortantes de México: el noble chile poblano. Este fruto, tan nuestro, tiene un carácter único: es suave, ligeramente dulce, con un fondo ahumado que enamora. Y cuando lo llevamos al horno convertido en un cremoso Pastel de Chile Poblano, sucede la magia: capas suaves, aroma acogedor y una costra dorada de queso que invita directamente a la nostalgia.

El chile poblano es un auténtico pilar de nuestra cocina, con una historia tan profunda como la del país que lo vio nacer. Originario de Puebla —de donde toma su nombre— ha sido cultivado desde tiempos prehispánicos. Su tamaño generoso y su piel oscura y brillante lo convirtieron en el lienzo perfecto para la creación de uno de los platos más barrocos del mundo: el majestuoso Chile en Nogada. Cada vez que cocinamos con poblano, tocamos siglos de tradición agrícola y culinaria.

Y si algo hace especial a este chile es su doble vida. ¿Sabías que el poblano, al secarse bajo el sol, renace como el profundo y aromático chile ancho? Es como si una misma semilla guardara dos almas: la frescura tatemada del poblano y la riqueza aterciopelada del ancho. Dos sabores distintos, dos historias en un solo fruto.

Para que este pastel sea inolvidable, la clave está en el tatemado. Asar los chiles no es solamente retirar la piel: es un ritual que despierta su perfume dulce y ahumado, suaviza la carne y prepara el alma del platillo. Cuando la piel está ampollada y ligeramente negra, sabemos que ya nos espera ese sabor tan característico. Después, solo es cuestión de pelarlos, desvenarlos y colocarlos como mantos verdes que se intercalan con una mezcla de lácteos, huevos y tu queso favorito —Oaxaca o Chihuahua funcionan de maravilla— para formar las capas que se fundirán lentamente en el horno.

El resultado es un pastel suave, cremoso por dentro, con una cubierta ligeramente crujiente y ese sabor profundo que reconforta desde el primer bocado. Es el tipo de receta que abraza, que huele a hogar y que siempre funciona para una comida familiar. Acompáñalo con arroz blanco para redondear la experiencia.

Y como siempre, me encantará leer cómo te quedó tu propia versión de este clásico. ¡Buen provecho, viajeros culinarios!


Pastel de chile poblano

  • 6 – 8 chiles poblanos grandes
  • 2 tazas de queso rallado (manchego, chihuahua, Oaxaca o una mezcla)
  • 4 huevos
  • 1 taza de crema
  • 1 taza de leche
  • 1 cucharada de maicena
  • ½ cucharadita de sal
  • Pimienta al gusto
  • Cebolla y ajo en polvo al gusto
  • Mantequilla para engrasar el molde

 

  1. Ase, limpie y desvene los chiles poblanos. Abra como láminas.
  2. En un tazón mezcle la mezcle huevos, crema, leche, maicena, ajo en polvo, cebolla en polvo, sal y pimienta.
  3. Engrase un molde refractario y ponga una capa de chiles poblanos extendidos, encima ponga un poco de queso y parte de la mezcla de leche y huevos, repita hasta terminar, unas 3 o 4 capas. 
  4. Al terminar ponga el resto de la mezcla de leche y huevos y termine con una capa de queso.
  5. Hornee a 180°C de 35 a 45 minutos o hasta que el pastel esté firme y doradito por arriba.  Deje reposar unos 15 minutos antes de cortar para que no se desbarate

jueves, 11 de diciembre de 2025

Barbacoa estilo Sonora con carne de res

La barbacoa es uno de los platillos más representativos de la cocina mexicana, pero como ocurre con muchas recetas tradicionales, su preparación cambia según la región. En el norte del país, particularmente en Sonora, la barbacoa adquiere una personalidad distinta: se hace principalmente con carne de res, cocinada lentamente hasta que se deshace y con una sazón más sobria pero intensa, para resaltar el sabor natural de la carne. Es un platillo que suele acompañarse con tortillas de harina, cebolla morada, chiltepín y unas gotas de limón.

A diferencia de la famosa barbacoa del centro de México, como la de Hidalgo, donde se utiliza carne de borrego y se cuece en un horno de tierra cubierto con pencas de maguey, la versión sonorense se cocina de forma más práctica. Aquí se prepara en ollas, ya sea de presión o a fuego lento, y no se usan pencas ni hoyo en la tierra. Además, los sabores del norte tienden a ser más directos, con menos especies dulces o aromáticas, pero no por eso menos sabrosos.

La receta que preparé es una adaptación casera del estilo de Sonora. Utilicé chambarete de res, marinado con chiles secos, ajo, cebolla y un toque de vinagre. Después de varias horas de cocción, la carne quedó tan suave que se deshacía con el tenedor. La serví en tacos con cebolla blanca picada y aguacate, en tortillas de maíz calientitas, aunque también podría disfrutarse en burritos o acompañada con frijoles refritos al estilo norteño.

Este tipo de barbacoa me encanta porque combina lo rústico y lo práctico. Tiene ese aire campirano del norte, donde los sabores intensos y sencillos son protagonistas. Aunque la barbacoa del centro es una joya culinaria por su técnica ancestral, esta versión sonorense demuestra que la diversidad regional en México es una riqueza que se saborea con cada bocado.


Barbacoa estilo Sonora con carne de res

  • 1 ½ k carne de res (chambarete, espaldilla o costilla o una mezcla)
  • 3 chiles pasilla
  • 2 chiles guajillo
  • 4 dientes de ajo
  • ½ cebolla
  • 1 cucharadita de orégano
  • 1 cucharadita de sal con ajo
  • Sal y pimienta
  • ½ taza jugo de naranja

  1. Hidrate los chiles, quite las semillas y licúa con ajo, cebolla, orégano, sal, pimienta y jugo de naranja. 
  2. Vierta lo molido sobre la carne y marine mínimo 2 horas o toda la noche.
  3. Coloque todo en una olla de presión o de cocción lenta. 
  4. Agregue agua al ras de la carne. 
  5. Sazone con sal y pimienta.
  6. Cocine por 1.5 a 2 horas en olla de presión o 6 – 7 horas a fuego bajo en olla normal. 
  7. Deshebre la carne y sirva con tortillas de harina o de maíz, cebolla morada, salsa de chiltepín y limón.

martes, 9 de diciembre de 2025

Rollo casero en salsa





En mi cocina, este platillo nació de la paciencia y el antojo de algo especial. Tomé unos bisteces delgados de cerdo y los acomodé en forma de rectángulo, como si fueran un lienzo en blanco. Los barnicé con un toque sutil de salsa macha de chipotle, que aportó carácter y un aroma ahumado apenas picante.

El relleno fue la verdadera sorpresa: queso crema suave, mozzarella, huevos, champiñones dorados y perejil fresco, todo mezclado hasta formar una crema untuosa y aromática. Esa mezcla, extendida sobre la carne, prometía desde el inicio un resultado jugoso y diferente.

Al enrollarlo y envolverlo en papel aluminio, se transformó en un paquete de sabores, listo para descansar en el horno. Durante los 75 minutos de cocción, la casa se llenó de un olor reconfortante, mezcla de especias y calor hogareño.

El momento de cortar las rebanadas fue un deleite: capas perfectamente definidas de carne tierna abrazando un relleno cremoso y dorado, con destellos verdes de perejil. Un plato que no solo alimenta, sino que invita a celebrar.

Este rollo casero de carne en salsa cremosa es prueba de que la cocina no necesita complicarse para ser elegante. Con ingredientes sencillos y un poco de creatividad, se logra un platillo que brilla en la mesa y conquista a todos con su sabor.




Rollo casero de carne en salsa

  • 700 gr bisteces delgados de cerdo
  • Sal y pimienta negra al gusto
  • ½ taza salsa macha de chipotle
  • 300 gr queso crema
  • 100 gr queso mozzarella rallado o en rebanadas
  • 200 gr champiñones en láminas
  • 2 huevos
  • 1 cucharadita de ajo en polvo
  • 2 cucharadita de cebolla en polvo
  • 3 cucharadas de perejil fresco picado

  1. En una tabla acomode un papel de aluminio y un pliego de película plástica. 
  2. Coloque los bisteces de cerdo en forma de rectángulo, superponiéndolos ligeramente para que al enrollar no se abran. 
  3. Sazone con sal y pimienta.
  4. Barnice con una capa muy ligera de salsa macha de chipotle.
  5. En una sartén saltee los champiñones hasta que estén dorados. 
  6. En un tazón, mezcle los champiñones con el queso crema, el queso mozzarella, los huevos, el ajo en polvo, la cebolla en polvo y el perejil picado. 
  7. Revuelva hasta que se integre todo.
  8. Extienda el relleno sobre la base de carne, dejando unos centímetros en la orilla para que no se desborde al enrollar. 
  9. Enrolle con cuidado y apretando bien para que el relleno quede adentro. 
  10. Envuelva bien ajustado con la película plástica y después con el papel de aluminio, cerrando bien los extremos.
  11. Hornee en el horno precalentado a 190°C, durante 75 minutos. 
  12. Retire del horno, deje reposar unos 10 minutos antes de desenvolver y cortar.
  13. Rebane en medallones cubra con la salsa de su preferencia y acompañe con ensalada fresca, puré de papa, espaguetti o verduras al vapor.

 



(Fotografia por Emelina Guadalupe Rosas León. Imágenes mejoradas por Inteligencia artificial)

domingo, 7 de diciembre de 2025

Ensalada alemana de morros o cabeza de jabalí (ensalada de queso de puerco)

La ensalada alemana de morros también es conocida como “Saumagensalat” en alemán, tiene sus raíces en la región de Palatinado, en el suroeste de Alemania.  Esta región es famosa por sus platos tradicionales y su rica gastronomía.

La ensalada de queso de puerco se originó como una forma de aprovechar todas las partes del cerdo, incluyendo el morro u hocico, que se cocinaba y se cortaba en rodajas finas para agregar textura y sabor a la ensalada.

A lo largo del tiempo, esta ensalada se ha convertido en un plato popular en toda Alemania, y es comúnmente servida en restaurantes y festivales de comida alemana.

Sin ir tan lejos, aquí en casa podemos disfrutar de esta deliciosa ensalada de queso de puerco, aunque para ser sinceros en casa a los únicos que les gusta el queso de puerco es a mi esposo y a mí, pues que bueno, así nos toca más.

Decidí hacer esta ensalada pero en realidad la mexicanicé agregando aguacate, chiles y zanahorias en vinagre, para que tuvieran un sabor un poco diferente, aunque primero la probamos estrictamente como la ensalada alemana y después le agregamos nuestros ingredientes mexicanos. 

Ensalada alemana de morros o cabeza de jabalí (ensalada de queso de puerco)

 

  • 2 – 3 rebanadas gruesas de queso de puerco
  • ½ cebolla
  • Aceite de oliva
  • Vinagre
  • Nueces partidas
  • Sal y pimienta al gusto

Mexicanización:

  • 3 – 4 chiles en vinagre
  • Zanahoria encurtida
  • Vinagre de los chiles

  1. Rebane la cebolla finamente, ponga a marinar en el vinagre con sal y pimienta. 
  2. Corte el queso de puerco en tiras y después en cuadros de 1 cm aproximadamente. Corte las nueces en trozos grandes. 
  3. En un tazón vierta las cebollas, el queso de puerco y las nueces, agregue el aceite de oliva, revuelve y sazone.  Sirva.
  4. Para mexicanizarla, corte los chiles en vinagre y la zanahoria en tiras y revuelva con el queso de puerco.


Editado por Mario Alberto Vázquez Rosas.
Fotografía por Emelina Guadalupe Rosas León. Imágenes editadas por medio de Inteligencia Artificial.

jueves, 4 de diciembre de 2025

Omurice en tres presentaciones

Presentación 1


Presentación 2

Presentación 3

En esta etapa de mi vida, en la que mis responsabilidades han disminuido porque mis hijos ya son adultos y dos de ellos ya están casados, me he encontrado con más tiempo libre. Ese tiempo lo disfruto viendo televisión, y lo que más me llama la atención —como a tantas personas últimamente— son las series coreanas llamadas “doramas”. Me gustan porque los temas son interesantes y, además, tienen la ventaja de que duran a lo mucho 20 capítulos, algunos un poco más y otros un poco menos.

Una de las cosas que más disfruto de estas series son las escenas relacionadas con la comida. A veces aparecen cocinando, otras veces simplemente comiendo, pero siempre la gastronomía tiene un lugar especial. Me hace pensar en cómo la comida une a las familias en cualquier parte del mundo. Ellos preparan muchos caldos, y cada región tiene su propia forma de hacerlo; eso me recuerda a nuestras enchiladas mexicanas, que también varían según el lugar. Algo que no deja de sorprenderme es que comen arroz a todas horas: en el desayuno, la comida y la cena.

Entre esos platillos aparece uno muy sencillo, pero con muchas variantes: el huevo frito acompañado de arroz. Lo que en Japón y Corea llaman omurice (del inglés omelette rice), es en realidad arroz frito con verduras y alguna carne como jamón, cerdo o pollo, acompañado siempre de huevo. Lo he visto en tres presentaciones distintas: la primera, con un huevo estrellado colocado sobre una montañita de arroz frito; la segunda, donde el arroz queda cubierto por una tortilla de huevo como si fuera una sábana; y la tercera, en la que el huevo envuelve el arroz en forma de sobre relleno, quedando como un paquetito.

Me animé a prepararlas en casa y descubrí que, de cualquier forma, son muy ricas. A mi familia también les gustaron mucho, y fue una experiencia divertida ver cómo un mismo platillo puede transformarse en algo distinto solo con cambiar la presentación. Creo que vale la pena intentar cosas nuevas en la cocina para no aburrirnos de comer siempre lo mismo. Y si no nos queda perfecto a la primera, no importa: siempre podemos volver a intentarlo, corregir detalles y, en el proceso, ir mejorando nuestra sazón y habilidad.

Al final, lo más bonito es que cada intento trae consigo momentos compartidos en la mesa y nuevas historias para contar. Tal vez eso es lo que más me gusta de los doramas: que, además de entretener, me inspiran a probar sabores distintos y a recordar que la comida, aquí y en Corea, es mucho más que un plato: es parte de la vida diaria y de los recuerdos en familia.




Omurice en tres presentaciones

 

Arroz frito:

  • 2 tazas arroz blanco cocido
  • 2 cebollitas cambray rebanadas
  • 1 zanahoria en cubitos pequeños
  • 1 calabacita en cubitos pequeños
  • ½ pimiento morrón en cubitos pequeños
  • 100 gr germen de soya
  • 100 gr jamón en cubitos pequeños
  • Salsa de soya al gusto
  • Aceite el necesario
  • 1 huevo por persona

  1. Fría las zanahorias y el pimiento morrón, cuando estén casi cocidos añada el germen de soya, la cebollita de cambray y la calabacita, por último incorpore el jamón y el arroz. 
  2. Sazone con salsa de soya al gusto.

Presentación 1:

  1. Fría un huevo en poco aceite y coloque sobre una porción de arroz frito.

Presentación 2:

  1. Vierta el huevo en un tazón y añada 2 cucharadas de leche y ½ cucharadita de mirín, revuelva y fría en un sartén que no se pegue. 
  2. Cuando la tortilla esté cocida vierta sobre una porción de arroz frito para que lo cubra por completo formando un domo.

Presentación 3:

  1. Vierta el huevo en un tazón y añada 2 cucharadas de leche y ½ cucharadita de mirín, revuelva y fría en una sartén que no se pegue.
  2. Retire cuando la tortilla esté cocida por los dos lados. 
  3. Ponga en el centro una porción de arroz y doble como si fuera un sobre. 
  4. Decore con un poco de salsa.




 






martes, 25 de noviembre de 2025

Enchiladas hondureñas: el show de la feria en un solo plato







     Crujientes, coloridas y alegres: una exhibición de sabor que convierte la comida en espectáculo.

Cuando escuchamos la palabra enchilada en México pensamos en tortillas bañadas de salsa, calientes y suaves. Pero si viajamos a Honduras, descubrimos que las “enchiladas” son otra cosa: una explosión de colores, frescura y texturas que se disfruta como antojito callejero.

El nombre puede confundir, pero refleja cómo cada país adapta un mismo término a su propia cultura. En Honduras, la enchilada se arma sobre una tortilla frita crujiente, que se cubre con carne molida, repollo rallado, rodajas de huevo duro, tomate, queso y crema hondureña. Más que una tortilla, parece un lienzo de feria, donde cada ingrediente aporta un color y una textura distinta.

Se comen principalmente en ferias patronales, en las calles o como merienda festiva en casa. Son rápidas de preparar, rendidoras y pensadas para disfrutarse de pie, con la mano o en un platito, mientras se pasea entre puestos y música. Esa es su esencia de show food: no solo alimentan, también llaman la atención y alegran la vista.

Históricamente, se popularizaron en el siglo XX como un platillo accesible, lleno de frescura, que aprovechaba lo disponible en cada hogar. Hoy son parte de la identidad culinaria hondureña, junto con las baleadas, y representan la creatividad de la cocina popular centroamericana.

Al compararlas con las enchiladas mexicanas, entendemos que ambas son sabrosas, pero juegan en escenarios distintos: las mexicanas se sirven calientes en mesa, bañadas en salsa; las hondureñas se lucen frías y crujientes en la calle, como un espectáculo de feria. Dos visiones distintas de un mismo nombre, que muestran la riqueza cultural de la gastronomía latinoamericana.


Enchiladas hondureñas

  • 6 tortillas de maíz
  • Aceite para freir
  • 250 gr carne molida de res
  • ½ cebolla picada
  • 1 diente de ajo picado
  • 1 tomate picado
  • Sal y pimienta al gusto
  • 2 huevos duros en rodajas
  • 1 taza de col rallada
  • 1 tomate en rebanadas
  • ½ taza de queso fresco rallado
  • ½ taza de crema
  • Salsa de tomate al gusto
  • Perejil o cilantro para decorar opcional

  1. En un sartén sofría la cebolla y el ajo, añada la carne molida y cocine hasta dorar. 
  2. Incorpore el tomate picado y sazone con sal y pimienta. 
  3. Cocine hasta que espese. Reserve.
  4. Fría las tortillas en aceite caliente en una sartén, hasta que estén crujientes, escurra en papel absorbente.
  5. Para servir, ponga sobre cada tortilla frita una base de carne, encima coloque la col rallada, las rebanadas de tomate y de huevo duro. 
  6. Termine con queso rallado y crema, si lo desea ponga salsa. 
  7. Puede poner ramitas de perejil o cilantro al gusto. 



    


(Editado por Mario Alberto Vázquez Rosas)
(Fotografía por Emelina Guadalupe Rosas León)

sábado, 22 de noviembre de 2025

Camellos

En la ciudad de Torreón, Coahuila, hay un platillo típico que corresponde a la corriente culinaria llamada “comida fusión” y se llama “camello”.  Lo sirven en varios lugares aunque su origen se liga al restaurante ”El Chamuco” y el nombre del dueño es Habib Zablah.

El restaurante abrió sus puertas el 6 de febrero de 1981 y desde entonces han ofrecido este típico platillo. Consistía en piezas completas o en mitades de pan árabe, rellenas de carne asada en diferentes preparaciones, generalmente bistec con queso, tocino, chorizo o combinaciones entre ellos.

Lo que convirtió al “camello” en un platillo fusión, es el pan árabe, combinado con la carne de res producida en La Laguna. Sin embargo, el versátil “camello” podía ser también un “camello marino”, es decir, una pieza de pan árabe relleno de filete de mero con pico de gallo y queso.  En la actualidad también se pueden consumir los “camellos” de pollo, puede cambiar el relleno pero lo que le da el nombre es el pan árabe.

En Torreón se pueden encontrar fácilmente materias primas y alimentos elaborados estilo Medio Oriente debido a que la población de origen libanés y palestino es significativa, pues hasta cuentan con una mezquita en funciones.

El jocoque fresco o seco, las hojas de parra, los dedos de novia y otras delicias de Medio Oriente son cotidianos en Torreón.

Camellos

  • 1 k carne de cordero, res o pollo
  • Aceite el necesario
  • ½ cucharadita de jengibre
  • ½ cucharadita pimentón
  • Sal y pimienta al gusto
  • Panes de pita los necesarios
  • Lechuga picada y lavada
  • Tomate en rodajas
  • Cebolla en rodajas
  • Aderezo de aceite de oliva y vinagre
  • ½ litro yogur griego o jocoque al gusto

  1. Corte la carne en tiras delgadas, marine con el jengibre, pimentón, aceite, sal y pimienta. 
  2. Fría en un poco de aceite. 
  3. Caliente los panes pita y rellene con esta mezcla o envuelva como si fuera un “giro”
  4. Sirva con ensalada de lechuga, jitomate y cebolla aderezada con aceite de oliva y vinagre.
  5. También con salsa de su preferencia y jocoque o yogur griego.


 (Editado por Mario Alberto Vázquez Rosas)

(Fotografía original por Emelina Guadalupe Rosas León. Imágenes mejoradas por Inteligencia Artificial)