sábado, 29 de noviembre de 2014

La mostaza, semilla pequeña pero con un gran sabor en este Pollo horneado con mostaza.

La mostaza es el nombre que se le da tanto a la planta como a la semilla y a la salsa hecha con la semilla que se prepara de diferentes formas.  Lo curioso es que el nombre clásico para denominarla en español era jenabe, que a su vez venía del latín sinapi, que a su vez viene del griego con el mismo nombre, de ahí la palabra sinapismos, que no es otra cosa que cataplasmas de mostaza aplicadas al pecho como remedio de catarros y otras afecciones pulmonares.

El nombre como lo conocemos hoy aparece por primera vez en Francia hacia el año 1220, derivada de la palabra latina “mustum”, así que la primera constancia que se tiene del nombre es “moutarde”, los estudiosos de las etimologías dicen que proviene del vocablo popular “mustum ardens” o lo que es lo mismo que decir “mosto ardiente” por tener los romanos la costumbre de añadir o diluir granos de mostaza en el jugo de la uva.  Lo cierto es que en la misma época aparece en castellano con el nombre de mostaza y en Italia con el de mostrada.

Parece que la mostaza es muy antigua y no se puede precisar cuándo se tiene constancia de la primera cita de esta planta, pero ya en el Nuevo Testamento, en una de las parábolas de Jesucristo, concretamente en San Mateo, ( cap. XIII, versículo 31-32) dice: “Es semejante el reino de los cielos a un grano de mostaza que toma uno y siembra en el campo. Y con ser la más pequeña de todas las semillas, cuando ha crecido es la más grande de todas las hortalizas y llega a hacerse un árbol, de suerte que las aves del cielo vienen a anidar en sus ramas”.

Los griegos la utilizaban como planta para condimentar sus platos y Pitágoras la recomendaba por creer que aumentaba la memoria y daba alegría al espíritu, también se sabe que el botánico Teofrasto la cultivaba en los jardines.

Los romanos la tenían tanto como planta medicinal, la consideraban excelente contra los dolores de cabeza o como digestivo, y como condimento, siendo Plinio el que nos indica que era un componente esencial en la elaboración del famoso “moretum”. Los romanos la utilizaban en sus vinos especiados y también confitaban en vinagre sus hojas.

Bueno, otro día hablaremos de la mostaza en la Edad Media y en la época moderna, ahora me tengo que apurar a guisar si no ven a venir a comer y no tengo lista la comida.


Pollo horneado con mostaza y tomillo

1 pollo entero
4 – 5 cucharadas de mostaza Dijon
3 dientes de ajo picado
1 cucharada de cebolla en polvo
3 cucharadas de tomillo
1 cucharadita de pimienta molida
Sal al gusto
Aceite de oliva

Precaliente el horno a 200°C.  Lave el pollo y seque con toallas de papel.  En una charola de horno con papel aluminio ponga el pollo.  En un tazón mezcle la mostaza, el ajo, la cebolla en polvo, las hojas de tomillo, la pimienta en polvo y sal al gusto.  Cubra el pollo por dentro y por fuera con la mezcla de mostaza.  Vierta unas 4 – 5 cucharadas de aceite de oliva sobre el pollo y tape con el papel aluminio.  Baje la temperatura del horno a 160°C y meta el pollo al horno.  Deje que se cocine por 1 ½ horas.  Verifique que el pollo esté cocido y quite el papel aluminio, suba la temperatura a 200°C y deje que el pollo se dore.  Retire del horno y sirva con lentejas a la francesa o con arroz con cebollín.








No hay comentarios.:

Publicar un comentario